Si el dinero no es problema: Clase G Mansory con puertas suicidas
Puertas suicidas, ¿cómo surgió ese nombre?
Te oímos pensar: «¿Por qué las puertas suicidas se llaman realmente puertas suicidas?». La cuestión es la siguiente: en su día, cuando la calidad de construcción de los coches no era demasiado buena, estas puertas a veces salían volando debido a los malos cierres y al vórtice de aire. Así, la puerta a veces salía disparada contra un peatón/ciclista, o alguien salía despedido del coche por las fuerzas G en la curva. Los cinturones de seguridad de los coches no existían en aquella época. Así que un accidente fue en una pequeña esquina.
Pero, afortunadamente, los tiempos han cambiado y podrás encontrar estas puertas suicidas en varios modelos, desde un Mazda MX-30 y un RX-8 hasta un Opel Meriva, un Toyota FJ Cruiser, un BMW i3, un Fiat 500 3+1 y este Clase G de Mansory.
Espectáculo técnico
Mansory tiene que hacer las modificaciones necesarias para adaptar un Clase G con puertas suicidas. La manija de la puerta necesita ser reposicionada y las bisagras también requieren un ajuste. Mansory también ha cambiado el mecanismo de cierre. Así que, en definitiva, un trabajo bastante grande. Se desconoce el precio de esta opción.
Clase G Mansory
Mansory afirma que las puertas suicidas son muy cómodas, ya que permiten a los pasajeros entrar y salir a su antojo. Así que, además de tener un aspecto muy chulo, también aporta algo de comodidad. La Clase G que aparece en las fotos es una con nada menos que 900 CV. Un Mercedes-AMG Clase G de serie tiene 585 CV. Igualmente impresionante es el par motor de este Mansory: ¡1.200 Nm!