Visto: Suzuki Kizashi en el exclusivo color Rojo Ferviente
Suzuki Kizashi y sus competidores
El Suzuki Kizashi apareció a finales de la década de 2000 como un intento de Suzuki de dar un paso adelante. No hacia el lujo, sino hacia una berlina más madura que tenía que competir con modelos de gama media como el Volkswagen Passat, el Opel Insignia, el Mazda 6, el Ford Mondeo y el Toyota Avensis. No era una misión fácil, ya que se trata de modelos en los que los fabricantes tienen décadas de experiencia, mientras que Suzuki se hizo un nombre principalmente con coches compactos y vehículos todoterreno. Aun así, la marca decidió que era hora de hacer algo diferente.
Presagio
Se suponía que el nombre Kizashi – «un presagio» en japonés- indicaba que era el comienzo de una nueva dirección. Sólo que, en retrospectiva, ese presagio resultó referirse sobre todo al fin de las ambiciones de Suzuki en este segmento.

Una berlina olvidada
Sin embargo, el Kizashi no es una berlina olvidada más. En su base, es un coche sorprendentemente sólido. El diseño parece musculoso, pero no exagerado. La parrilla recuerda a un simpático bulldog y los pasos de rueda están sutilmente acentuados. El resultado es una berlina que no intenta parecer premium, sino que simplemente sigue siendo ella misma. Y eso es un logro en sí mismo hoy en día.
2,4 litros de cuatro cilindros
Bajo el capó, la elección en Europa era sencilla: un motor. Un motor de gasolina de cuatro cilindros y 2,4 litros, con 131 kW (178 CV), un par máximo de 230 Nm y acoplado a una transmisión manual de seis velocidades o automática CVT. No está pensado para batir récords de velocidad, sino para disfrutar de una conducción tranquila y predecible. En algunos mercados, el Kizashi estaba disponible con tracción a las cuatro ruedas, pero esa versión seguía siendo una rareza en Holanda. No llegaban los diésel, requisito lógico en aquella época para competir seriamente en la clase media. Así que la limitada gama de motores no ayudó mucho a las ventas.
Los mejores lotes de lujo
El interior del Kizashi muestra que Suzuki se ha esforzado por dar al modelo un aspecto serio. No hay formas extremas, ni un complicado sistema de infoentretenimiento que te obligue a hacer un curso primero, sino un salpicadero de aspecto sólido con botones que hacen lo que se supone que deben hacer. La posición de los asientos es agradablemente deportiva y los asientos ofrecen suficiente sujeción sin hacerte sentir como en un coche de trackday. En resumen: un interior que irradia tranquilidad por encima de todo. Y que, de hecho, se adapta perfectamente al carácter del coche.
Poco suministro
Pero, ¿por qué entonces se ve tan poco el Kizashi? Además de la limitada gama de motores, el momento jugó un papel importante. El mercado de las berlinas se estaba reduciendo considerablemente debido al avance de los SUV y los crossover. Además, Suzuki en Holanda ya estaba muy centrada en modelos pequeños como el Swift y el Alto. Una berlina grande simplemente no encajaba con la imagen que los consumidores tenían de Suzuki. Como resultado, el Kizashi se convirtió rápidamente en una rareza en los Países Bajos, aunque eso contribuye ahora a que cada Kizashi visto sea una especie de minievento.

Buenas características de conducción
El Kizashi acabó entregándose sólo brevemente y no tuvo un sucesor directo. Aun así, el modelo demostró que Suzuki podía hacer algo más que fabricar coches pequeños. El coche tenía un buen manejo, un diseño peculiar y un nombre que daba que pensar. ¿Si el Kizashi fue realmente un presagio? Puede que sí. No de una línea Suzuki más lujosa, sino de la constatación de que no es necesario competir en todos los segmentos para tener éxito como marca.
Rojo ferviente
Y luego ese color: Rojo Ferviente. Hace que su aspecto, ya de por sí llamativo, sea un poco más vibrante. Se ve a simple vista que el conductor quería algo distinto de los tonos grises habituales. Quizá eso es exactamente lo que representaba el Kizashi: una elección diferente, no necesariamente mejor o peor, sino simplemente un poco diferente. Y a veces eso es suficiente para que un coche resulte interesante.
